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b - Relatos vampíricos
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john (Visitante) |
Tony Mecos encaró rumbo al puerto. Allí se junta toda la runfla de lúmpenes harapientos. Una buena parte de los malvivientes de Pueblo Paleta se congregaban a perder allí el tiempo, el dinero y la salud. Además, la inflación era potente, como suele ser en estas tierras del Sur. El olor era el del pis. Alcohol barato, asado de polenta y descomposición de callampa humana. Allí, en medio del turbio gentío, en la intersección de las peatonales empedradas, Tony Mecos gritó: "¡INVOCACIÓN LINYERA!" Y ante él, apareció una figura alta, que se vislumbraba a través de una niebla pestilente. Su cabeza era lisa y no tenía rostro. Vestía negro saco, roja corbata. No vestía pantalones ni calzoncillos. Su pichula (cómo no relojear tremenda tararira), ondeaba de aquí para allá. -¿Qué hacés, cabeza de poronga? -inquirió sonriendo Tony Mecos. -Más respeto, que soy Slenderman 100% real no fake, la concha tuya, gato. -Bueno, che, perdón. Es que me gusta saludar así. -se disculpó risueño el intrépido Tony Mecos. -Bueno, ya fue. ¿Qué se le ofrece, Míster Mecos? -Necesito un navío que se travista en submarino para recolectar semen de ballena. -No me rompás las pelotas. Yo no estoy en ese rubro, pa -se quejó Slenderman- ¿no querés que vayamos a inhalar Resistol en Plaza Solís? -No, hoy no. Además, me pega mal esa mierda. Me da visiones del futuro, ¿y quién puede querer visiones de Argentina? -¡Ja ja! ¡Posta! -rió Slenderman. Se empezó a toquetear la tula. -Ya te estás tocando, lungo pajero, te invoqué al re pedo. -Al re pedo, no. Me pagan cinco mil pesos cada vez que me invocan. -Buaah... ¿qué son cinco mil pesos argies? ¿Dos dólares? -Un dólar. Bueno, ayer. Hoy seguro que menos... -Uh... Los dos miraron al Océano Atlántico. El silencio entre ellos duró un rato. El aire salado hedía a orín. La gente escuchaba reguetón y trap. Se escuchaban ruidos de botellas rotas y algunos disparos. Slenderman era invulnerable a ellos. Tony Mecos, por su parte, tenía extraños poderes que desviaban los proyectiles cuando se los arrojaban. Pero podía morir si un boxitracio lo atacaba a trompis limpias. | |||
john (Visitante) |
Finalmente, Slenderman dijo que se iba AL PINGO y se disolvió en el aire. Se escuchó su fría voz, desde una lejanía imprecisa: "Hablá con el capitán Acab, Tony Mecos." Mirando el vasto mar, Tony Mecos sacó un alfajor Guaymallén de su bolsillo. "Sabor fruta". "Andá a saber qué poronga de fruta le pusieron a este alfajor del orto." Pero se lo zampó en dos bocados. Necesitaría energía. Obviamente, el alfajor no se la daría. Pero con él, engañaba a su panza hueca y maltratada. "Slenderman de mierda, se fue a garchar trannies", rezongó para sí mismo. Y cuando se hizo de noche, se teletransportó. | |||
john (Visitante) |
Adentrado en el bosque de La Matanza, Tony Mecos activó su modo espectral. Este le permitía acortar camino a través de los árboles de pelusas alergénicas y de los fisuras que fuman paco e inhalan Poxi-Ran. En Chile aspiran Resistol, pero el Poxi-Ran es más barato, por la devaluación de la moneda argenta. Allí apareció Fatman, que es una versión más homosexual y obesa de Slenderman. Nadie sabe si son hermanos, puesto que visten igual y ambos carecen de facciones humanas o animales en su rostro. Sumado a unos extraños tentáculos de Calamardo que parecen emerger de su espalda. La umbría entidad se refregaba la panza con limpiador Cif para inodoros y preguntaba a los transeúntes y moradores del bosque si querían tocar su panza blanca y empoderada. Parecía que Fatman era un paladín de la lucha de LA GRASA contra la gordofobia. Pero pasaron días y semanas y meses sin que nadie le quisiera tocar la brillante panza en la oscura y húmeda espesura del mohoso bosque. La hija de Fatman era flaca y no comía galletitas ni chizitos, ni palitos. Era vegana. Ella estaba filmándose para un "tic-toc". Tony Mecos se transfiguró en un conveniente Slenderman de saco y corbata. Y con la mentada apariencia, no fue difícil llevar a la longilínea muchacha a la cama de ramas y hojas secas sobre la que danzaba para su telefonillo. "¿Sabés dónde puedo encontrar al capitán Acab?", quiso saber Tony Mecos cuando ella se acurrucó como un gatito en su impostada longitud. "¿Sabés dónde puedo encontrar al capitán Acab?", quiso saber Tony Mecos cuando ella se acurrucó como un gatito en su impostada longitud | |||
john (Visitante) |
"Te diré dónde encontrar al capitán Acab... si me lo haces de nuevo", respondió ronroneando. Yo ya no tenía resto. Ya había eyaculado, que es como abreviar mi vida un poco. Ya estaba cansado, me costaba mantener la transformación para asemejarme a Slenderman. Tenía que escaparme o moriría. Tanto ella como Fatman podían, hasta donde yo sabía, generar estática en el interior de mi cráneo y así disolver mi cerebro, aniquilándome. Yo podía desviar proyectiles arrojados a mi cuerpo. Incluso resistirlos. Pero estos seres demoníacos estaban en otro nivel. "Tengo que irme", dije sin pensar. Después de eyacular, mi intelecto desciende. Me cuesta pensar estratégicamente. La meta ahora, como la de muchos hombres en esta situación, es huir. Volar, si es posible. "Quiero tu chechona, imbécil. O me eyaculás en la cara, o te rompo el pecho a patadas, ¿cachai, weón conchetumare?" Me asusté, pero ya estaba en mi límite. Me dejé llevar por la lujuria (la hija de Fatman no estaba nada mal) y me tenté. Ahora pagaría mi placer con mi destrucción. Uno de sus tentáculos buscó mi culo y ahí me destranformé. | |||
john (Visitante) |
"¿Así que eres un efímero humano, después de todo?", encaró la hija de Fatman a un desvanecido Tony Mecos. Éste trataba de incorporarse, pero estaba extenuado. Sentía además un fuerte dolor de cabeza. Las yemas de sus dedos parecían vibrar. "Perdón", balbuceó el humano. Tenía varios dones protectores, entre la ciencia y la magia. Pero era humano y frágil. Más en esta situación. Estaba "regalado". "Bueno, la verdad es que no pensé que los humanos valieran para el sexo" le dijo al oído la muchacha. "¿Cuál es tu nombre?", preguntó Tony Mecos. "¿Cuál es el tuyo, humano? ¿Ya quieres morir?" "No" "Pues, entonces mejor que se te erecte ese pedacito entre tus piernas", demandó la chica que no reveló su nombre. |
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