minichan

Aquí compartiré algunos extractos de una epopeya literaria que empezó en el el aclamado textboard vampiros.xyz pero que se bifurcó en otras líneas de tiempo.

Clotilde quinceañera va a un boliche gótico. Es otra línea de tiempo. En otras dimensiones simultáneas, los duendes la secuestraron y desaparecieron.

Pasan música que en ese momento de su vida, parece gustarle. No siente que las letras sean profundas ni la música conmovedora, pero al menos es bailable y los sonidos graves, las líneas de bajo, tienen una relevancia que en otros géneros se diluye.

La quieren besar, quieren bailar con ella. Le frotan partes. Huele el sudor. Le agarran suavemente mechones de pelo; ella se escurre. No quiere nada. Con nadie. No otra vez.

No tiene dinero para tragos; le invitan tragos. Pero no los acepta. Nadie garantiza que no termine mambeada y manoseada en un rincón del lúgubre lugar. Promocionado como un refugio vampírico, el bar-pista de baile "Mórbido Letargo" es un antro sórdido como cualquier otro, decorado con dibujitos en las paredes. Calabazas ahuecadas, ataúdes, calaveras, murciélagos, velas. Se supo luego que muchas chicas eran drogadas y violadas allí.

Alguna vez, una chica angelical la salvó, pero los sátiros gatúrricos se ensañaron con la auxiliadora, que terminó ahogada por el semen.

En otra línea de tiempo.

Clotilde vio una secuencia de ese estilo y se quiere ir. Desearía no haber venido. ¿Qué la llevó allí? Mira todo con desagrado. La decoración es lo que menos le repugna. Los dibujitos no se mueven, pero quizá por el aire viajan sustancias embriagantes. Quizá le untaron burundanga en la piel. Sus amigos de entonces le hacen la segunda y la sacan de allí. Clotilde siempre tuvo la facultad de granjearse buenas amistades. Nunca duraderas, porque desaparecían o morían por el camino, pero gente que podía contenerla en momentos angustiantes, nunca le faltó. También ella fue fiel, sabia para escuchar sin juzgar. A veces no sabía devolver los abrazos, pero se mantenía quieta y suave al recibirlos cuando venían sin aviso. Para ella había tensión, no sabía cómo querer ni cómo dejarse querer. Pero creía en que había que ser justa y recta, y sabía que esas personas, esos transeúntes, eran seres dolidos. La gente que siempre estaba acompañada, que era carismática no ejercía ningún magnetismo sobre Clotilde.

Ya en casa, su amiga de entonces le hizo un té (no había más café. Durmieron abrazadas. Antes le había parecido que los dibujos en las apredes del tugurio bailable se movían. Ahora, aunque acostada, sentía que caía. Desesperó, hasta que Amanda la calmó a besos y abrazos. Hablándole de sueños y viajes, de películas de Miyazaki, de una compañera de teatro que le gustaba. Alguna deficiente descripción de un libro que ya no tenían a mano. Así Amanda la calmó un poco hasta que se le fue el efecto corrosivo en la percepción a Clotilde.

"El ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger murió este miércoles a los 100 años de edad en su hogar en Connecticut, informaron los medios del país norteamericano."

Cabaret Voltaire, estaba de fiesta. Cabaret Voltaire era una asociación civil sin fines de lucro. Los ancianos que ya habían dejado los mejores años de su vida, iban allí a tomar cerveza y a jugar a las bochas. Tenían un metegol del siglo XIX y había un par de ancianas desnudistas que animaban la velada.

Todas y todis allí odiaban a Henry Kissinger. Apodado "El Chupatierras", este mefistofélico personaje trepó desde sus humildes orígenes de refugiado a las esferas más poderosas de la élite dominante. Nada menos que asesor de los presidentes de Estados Unidos de Norteamérica. Desde allí, orquestó la masacre de los pequeniños psico-bolches, que eran medio boludos, pero sólo querían garchar minitas.

Como los viejos que más auspiciaban con dinero el Cabaret Voltaire eran flor de viejos jotos, como el actor de Magneto y Albus Dumbledore, querían brindar no sólo con champagne.

Querían brindar con semen de ballena.

"El sentido de la vida —decían— es la fiesta".