minichan

Era un día como cualquier otro en Pueblo Paleta, donde vivían Bill y su hermana Mandy. Ellos habían doblegado a Puro Huesos, la entidad encargada de propinar LA MUERTE en ese universo de ellos. Mandy era fría e inteligente, pero sus hormonas incipientes la tenían a mal traer. El narizón hermano de la pequeña blonda, era muy fragante en feromonas seductoras. Mandy le veía comerse los mocos y sentía repulsión, pero el muy desastrado Bill le hacía sentir una intensa ambigüedad. Por un lado, lo despreciaba. Nunca podía hablar con él de música, literatura, cine, de La República de Platón, política o de los avatares de la vida. Y así y todo, le gustaba su cuerpo retacón, transpirado y cubierto con una película de salada grasa.
Un día, no resistió más y se frotó un chocolate en la mejilla, y le sugirió al despistado Bill que se lo limpiase.
¡Con su lengua!
El contacto de la áspera lengua contra su mejilla, le hizo sentir cosas que, bueno, mejor no divulgar aquí. Apliquemos la motosierra de la censura.
Por un mundo mejor.
Clonemos perros.

Yo te delaté porque no quería que te pase nada malo. Sabía que te había perdido. Pero cuando te veía en el jardín con el "silente sangre-impura", pensaba que podía tenerte conmigo, aunque no estuvieses realmente allí.
Candace lloraba y abrazaba a su hermano.
Tengo miedo de que no seas real, de volver a despertar en un presente donde no esté tu piel contra la mía.
Lo bañaba de besos. Y lágrimas.

Martín Fierro andaba por las Pampas y se encuentra la pistola de portales de Rick y Morty. Se abre un portal al intentar dispararle a un gaucho morocho en la capocha. Entonces, un portal se abre y Martín Fierro huye por él, porque el gaucho morocho le empieza a arrojar piedras. Pero no eran piedras. Eran popochas de burro.
Un lubricado burro gaucho también se logró infiltrar por el portal. Era de azul cobalto, parecía una mezcla de Sonic, mi pequeño pony y Thomas, el trencito.
Martín Fierro, ni lerdo ni perezoso, MONTÓ AL BURRO. Éste rebuznó de PLACER.
El efecto de la pistola se seguía efectuando mientras ellos hacían el amor, o el amor les hacía a ellos. Sus cuerpos se fundían a lo largo y ancho del espacio-tiempo. Como los unicornios, van desapareciendo.
El lugar al que arribaron: La avenida Siempreviva de Springfield.

El Laissez faire es una teoría económica que significa dejen hacer, dejen pasar que defiende la libertad individual a través de la no intervención gubernamental en los asuntos económicos de un país, consiguiendo una libertad absoluta en la economía y una economía de mercado sin obstáculos.
Esto a veces funde a los ricos, porque matan de hambre a sus propios esclavos. Entonces, tienen que invertir más dinero en pornografía donde los actores forniquen sin condones para que los pobres descerebrados engendren más esclavos. A veces, esto no es suficiente, y deben abaratar la cerveza, la polenta y el circo (o el fútbol, que es un circo para latinoamericanos).
Y así, nuevos contingentes de esclavos son porducidos en masa para que los empresarios amasen fortunas. A veces el Estado se pone TOTALITARIO y le sacan todo a los ricos para hacer clientelismo político, esto es lo que sostiene Gaturro en su paper "Ágatha puta, te voy a follar la cara": Que el Estado pasa a tomar el papel de los empresarios, pero no busca producir otra cosa que el enquistamiento en el poder y termina "cagando más grande que el culo".
Entonces, los esclavos vuelven a clamar que vuelva la derecha anti-abortista religiosa antipalestina. Su orgullo es ser latina, de mar y cordillera.

Hace un tiempo estuve rentando un depa junto con un primo, pero el vato estaba bien pinche loco sexual, seguido llegaba con lavacoches, inditos, morritos, indigentes y hasta centroamericanos de las vías del tren. Mi primo, muy buen samaritano, les daba de tragar, los dejaba bañarse, o hasta les rolaba ropa y tenis; todo eso a cambio de cojer o mínimo dejarse mamar la riata.
Admito que al principio no me gustaba mucho la idea, y prefería encerrarme en mi cuarto oyendo música, fumarme un porro o lo que fuera, menos oler a los vagabundos. Pero mi primo iba trayendo wueyes más cabrones, yonquis, dementes maltripeados y pues me pedía que lo cuidara por si se ponían agresivos, además que él se apendejaba bastante con los poppers, jajaja. Acepté de mala gana, aunque le fui agarrando el gusto y el morbo de ver cabrones de la calle cojerse sin condón a mi primo.